Todavia la extraño tanto. Ya no es un dolor paralizante, me doy el lujo de pensarla, ya no intento sacarla de mi mente. Elijo recordarla desde sus virtudes, extraño intentar ayudarla en sus defectos, extraño que odie que lo haga, nunca iba a solucionar nada y ella lo sabia.
Sus besos me llaman en los sueños, los recuerdo tan lejanos, aquellos besos fríos que nos daban velocidad como aquellos besos que nos derretían. 
Su cuerpo se amoldaba al mío, puedo decir que recuerdo la posición, recuerdo la presión que sentía en las distintas partes de mi cuerpo. 
Su energía se mesclaba con la mía, que peligro!
Luego de estos pensamientos todo se torna oscuro, debo frenar ahi. ella no va a dejar de aparecer en mi mente nunca. Solo espero que deje de aparecer gritándome que  es necesario que estemos cerca.

Porque a veces dudo de si lo es.
Y duele como si lo fuera.